¿Por qué el juego?

El juego es una conducta natural que ha ocurrido en todos los tiempos y en todo momento, es decir, el ser humano viene “construido” para jugar y se construye en el juego. El niño nace sabiendo jugar, no es algo que se enseñe.

El juego tiene algunas características que, en su esencia, lo diferencian de otras actividades humanas, es así como, se puede decir que el juego: es voluntario, es placentero, puede ser regulado y controlado por quien juega (y de esta manera, comenzarlo y terminarlo cuando quiera), tiene un valor intrínseco porque no está dirigido a metas, en él es más importante el proceso que el producto, jugar implica ubicarse en un espacio de no saber, de curiosidad y disposición a crear constantemente, se puede crear un espacio-tiempo que no es en el mundo real. En el juego TODO ES POSIBLE. Todo puede ser distinto y volver a empezar. Así, el juego se convierte en una experiencia transformadora, de constante RE-CREACIÓN. Una de las principales características del juego es que quien juega, está completamente presente, se compromete integralmente.

En este sentido, el juego está
relacionado con:

Conexión con otros 1-01

Flexibilidad y apertura a la experiencia:

Nos da la oportunidad de aprender a manejarnos con lo incierto, lo inesperado, movilizándonos a improvisar y generar nuevas formas de responder y hacer las cosas. Es un espacio seguro, en el que se puede “practicar” y equivocarse, sin sufrir consecuencias serias.

Conexión con otros-01

Conexión con otros:

 “Más que encontrarse para jugar, las personas se encuentran EN el juego” (Flacso, 2009). El jugar con otros requiere de una constante lectura de las intenciones del otro, y ajustar nuestra conducta según esa lectura. Es crear un lenguaje compartido en el que se sincronizan la comunicación y la emoción. Y el disfrutar de ese momento compartido genera conexión, cohesión, vínculo.

Flexibilidad y apertura a la experiencia-01

Aprendizaje y desarrollo de habilidades:

A través de la práctica y la repetición se van adquiriendo y reforzando aprendizajes y desarrollando habilidades sociales, cognitivas, comunicacionales, motoras y vinculares que facilitan el desenvolvimiento y participación en nuestro entorno. A la vez que fortalecen la autopercepción de nuestras capacidades y recursos.

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Creador de resiliencia:

La resiliencia se construye a partir de una cantidad suficiente de experiencias positivas en la vida cotidiana. El juego provoca una sensación psicológica y fisiológica de bienestar, otorgando momentos de gran satisfacción.